Yu-Gi-Oh! (el título es un orgasmo, uno que hizo la esposa del creador) es la historia de un niño con el cabello extremadamente largo y sumamente extraño (es de color amarillo, negro y rojo a la vez, y no, no usa tintes para cabello). Según la historia, Yugi Moto es un freak de menos de metro y medio que recibió de su abuelo algo así como una pirámide de oro con un ojo en el centro (el cubo Rubik mas viejo y roto del universo), pero la porquería estaba totalmete desarmada porque los de mercadolibre.com estafaron al abuelo de Yugi, de esta forma Yugi y sus amigos (que en realidad son unos infelices fumaos que antes le pegaban por ser muy raro) repararon la cosa esa y se liberó algo así como un espíritu (y ejemplo vivo del yaoismo para las fangirls) que "coincidentemente" es una réplica de Yugi (pero éste se nota que sí tuvo una vida).
Cuando esta copia de Yugi se transforma en el "faraón" se le vuelve más grave la voz y se le agranda la estatura y el pene (el pobrecillo mide más o menos como Dexter), lo cual demuestra que los demás personajes, o son excesivamente idiotas o solamente ciegos o sordos, para no darse cuenta de que es muy diferente, ya que cuando es Yugi, queda al nivel de las tetas el abdomen de Tea, y después de convertirse en Yami, es más alto que cualquier otro de los gilipollas personaje de la serie. Cree que puede salvar al mundo de los locos safaditos que piensan que jugando a las cartas van a dominar el mundo (muy parecido a lo que intenta hacer KONAMI) con pedacitos de cartón pintado, de este modo lo único que tiene que hacer Yugi es jugar a las cartitas y salvará el mundo (siempre gana porque durante los anuncios se ordena la baraja, que por cierto, está trucada).
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